Quién grita más fuerte
Desde finales del siglo XX se ha
percibido un gran cambio en los medios de comunicar y su forma de transmitir
los acontecimientos relevantes que suceden en el seno de la sociedad. La
globalización y la expansión del capitalismo por todo el planeta han generado
una nueva lucha que tiene a la noticia en el centro de la disputa, pero a su
vez convierte a sus comunicadores en empresas en conflicto constante por sus
intereses.
En la Argentina, durante los últimos
siete años, este clima se ha tornado una instancia de conocimiento público y
cotidiano revelado a partir del fin de la alianza entre el ex presidente Néstor
Kichner y el multimedios más poderoso, el grupo Clarín. Esa ruptura produjo la
dicotomía actualmente latente en el ámbito periodístico. O pro gobierno u
oposición.
¿Quién dice la verdad? ¿Quién
miente? Los mensajes que se difunden a diario sobre los mismos temas no llegan
a todos por igual. La lucha por el poder que originó años atrás entre el
gobierno y los medios de comunicación, ya convertidos en empresas que actúan por
sus intereses propios, interfiere en la transmisión de las noticias a los que
hoy son sólo clientes.
Lo público de las diferencias entre
quienes dirigen el país y quienes lo informan se pudo evidenciar en las
palabras de la mismísima Cristina Fernández quien en reiteradas oportunidades
ha utilizado la Cadena Nacional para expresar sus ideas sobre el periodismo.
Sus “rivales”, que tampoco se han quedado atrás, hicieron de sus titulares y
tapas, un lugar para expresar sus ideas.
Engrandecer los logros del
funcionario o minimizarlos hasta casi ignorarlos. Resaltar las falencias y
carencias, hasta santificarlo. Ser la “Opo” o ser “NacPop”. Lo claro es que los
medios de comunicación, con la noticia como rehén se tornaron empresas que en
el área en que les toque combatir, ya sea papel, pantallas o en el aire,
exponen la realidad según su criterio e intereses.
Antonela
Musca
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