Zapatos gastados con
pasos gigantes.
El llamado “Aluvión Zoológico”
fue el puntapié que terminó de colocar a Perón en el podio de popularidad, que
empujado por un golpe militar y en un clima económico ideal lo consagró Presidente
de la Nación. Iniciado el fenómeno que tuvo sus raíces fundacionales en el
apoyo sindical, más tarde concretado con leyes laborales y en el público
femenino beneficiado con la posibilidad de votar; su crecimiento no alcanzaba
límite alguno.
Las conquistas sociales se
tornaron continuas, Perón lograba acaparar cada vez un mayor territorio.
Aguinaldos, vacaciones, industrialización, soberanía sobre los ferrocarriles,
fueron los pilares en los que sostuvo su mandato y a su vez enamoraron no sólo
a una generación sino continúan siendo un sentimiento compartido de miles de
personas en el presente. Pero no todo fue color de rosas para el Gral.
Sus triunfos no fueron así vistos
por todas las clases sociales. Las reformas del militar al mando disgustaron a
las elites de poder de la época. El
conservador sector del agro y la Iglesia Católica se encontraban en desacuerdo
con la nueva era que se vivía. Y sus pies, que desde siempre han pisado fuerte,
no tardaron en hacerse sentir. Dos
mandatos, mediante una reelección que él mismo había constitucionalizado, la
quita de apoyo al sector religioso tanto económico como público, un
sindicalismo en auge que tornaba complicada la vida de los dueños de los medios
de producción, entre otros factores, llevaron al declive el mundo que Juan
Domingo había creado.
Bombas, desesperación y
estruendos. Plaza de Mayo convertida en un ampo de batalla. La marina y la
expresión de su descontento. El Gral. caía. Terminaba el reinado de las
políticas sociales y los trabajadores contentos. No quedó más remedio que el
exilio de ese “virus” del peronismo que se había expandido por toda la
sociedad. Es sabido que ese no fue el final. Peron retornó en 1973 y volvió a
ser presidente, una vez más. Ese tampoco fue el final.
La sociedad argentina mantuvo ese
sentimiento que llevó al poder durante las últimas décadas a gobiernos
similares, que se proclamaron peronistas, aunque bastante diferentes a la vez.
El kicherismo es su actual representación. Hay quien no duda en comparar a
Cristina con Evita. A Juan Domingo con Néstor. A Procrear o Asignación Universal
con las reformas que tuvieron lugar desde las elecciones de 1946.
Hay quien compara también el
enfrentamiento del gobierno vigente con los medios de comunicación, con el
cierre de La prensa en el año 1951. El campo como el rival en común y a su vez
como el mejor aliado económico que mantuvo y mantiene al país ante el comercio
internacional. Kichnerismo o en
cualquiera de sus variables, el peronismo suma votos a más de 65 años de sus
primeros pasos. Continúan los mismos “enemigos”, perduran las mismas
“amistades”. Peronista o no, el Gral. marcó un cambio abrupto en la Argentina
que jamás se pensó podría verse generado por un militar.